¿Cómo están
cambiando los robots nuestra manera de vivir y de trabajar?
En
los últimos años hemos asistido a la creación de máquinas capaces
de vencer al campeón del mundo de ajedrez, concebir hipótesis
científicas y formular predicciones que superan a las de los
expertos. ¿Son inteligentes? ¿Cómo nos relacionaremos con ellos en
el futuro? En este monográfico digital (en PDF) sobre inteligencia
artificial podrás encontrar algunos de los mejores artículos
publicados en Investigación
y Ciencia
sobre los retos científicos, técnicos, cognitivos y éticos que
plantean las máquinas pensantes; sin duda, una de las claves de
nuestro tiempo
Robots
autodidactas
Las máquinas que aprenden del mismo modo que los
niños están ayudando a entender cómo se coordinan el cuerpo y la
mente para adquirir conocimientos y destrezas.
En Chappie, una película de ciencia
ficción de 2015, Deon es un ingeniero que quiere crear una máquina
capaz de pensar y de sentir. Para ello escribe un programa de
inteligencia artificial (IA) que puede aprender como un niño. La
máquina parte de un estado de relativa tabula rasa y, solo
a partir de la observación y la experimentación con el entorno,
adquiere conocimientos generales, el lenguaje y otras habilidades
complejas: algo inalcanzable para los sistemas de inteligencia
artificial más avanzados de hoy.
Hay máquinas que ya superan las capacidades
humanas en ciertas tareas específicas, como contestar las preguntas
de un concurso de televisión o jugar al ajedrez y al juego de mesa
chino go. En octubre de 2017, la empresa británica DeepMind dio a
conocer AlphaGo Zero, la última versión de su sistema de IA para
jugar al go. A diferencia de su predecesor, AlphaGo, que había
llegado a dominar el juego analizando una inmensa cantidad de
partidas jugadas por seres humanos, esta versión acumuló
experiencia de forma autónoma, compitiendo contra sí misma. A pesar
de tan notable logro, AlphaGo Zero se limita a aprender un juego con
reglas claras, y tuvo que jugar millones de veces para obtener su
destreza sobrehumana.
Por el contrario, desde la primera infancia en
adelante nuestros hijos se desarrollan explorando su entorno y
experimentando con el movimiento y el habla. Recopilan datos, se
adaptan a nuevas situaciones y transfieren la pericia adquirida en
una materia a otras.
Robotistas, neurocientíficos y psicólogos llevan
desde los inicios del siglo XXI investigando vías para construir
máquinas que imiten ese desarrollo tan espontáneo. Las
colaboraciones entre ellos han cuajado en androides capaces de mover
objetos, adquirir vocabulario básico y capacidades numéricas, y que
incluso exhiben signos de conducta social. Al mismo tiempo, estos
sistemas de IA están ayudando a los psicólogos a entender cómo
aprenden los niños pequeños.
(Rosa Díaz Trives; Tecnología)