dijous, 31 de maig del 2018

INTELIGENCIA ARTIFICIAL





¿Cómo están cambiando los robots nuestra manera de vivir y de trabajar?
En los últimos años hemos asistido a la creación de máquinas capaces de vencer al campeón del mundo de ajedrez, concebir hipótesis científicas y formular predicciones que superan a las de los expertos. ¿Son inteligentes? ¿Cómo nos relacionaremos con ellos en el futuro? En este monográfico digital (en PDF) sobre inteligencia artificial podrás encontrar algunos de los mejores artículos publicados en Investigación y Ciencia sobre los retos científicos, técnicos, cognitivos y éticos que plantean las máquinas pensantes; sin duda, una de las claves de nuestro tiempo

Robots autodidactas
Las máquinas que aprenden del mismo modo que los niños están ayudando a entender cómo se coordinan el cuerpo y la mente para adquirir conocimientos y destrezas.
En Chappie, una película de ciencia ficción de 2015, Deon es un ingeniero que quiere crear una máquina capaz de pensar y de sentir. Para ello escribe un programa de inteligencia artificial (IA) que puede aprender como un niño. La máquina parte de un estado de relativa tabula rasa y, solo a partir de la observación y la experimentación con el entorno, adquiere conocimientos generales, el lenguaje y otras habilidades complejas: algo inalcanzable para los sistemas de inteligencia artificial más avanzados de hoy.
Hay máquinas que ya superan las capacidades humanas en ciertas tareas específicas, como contestar las preguntas de un concurso de televisión o jugar al ajedrez y al juego de mesa chino go. En octubre de 2017, la empresa británica DeepMind dio a conocer AlphaGo Zero, la última versión de su sistema de IA para jugar al go. A diferencia de su predecesor, AlphaGo, que había llegado a dominar el juego analizando una inmensa cantidad de partidas jugadas por seres humanos, esta versión acumuló experiencia de forma autónoma, compitiendo contra sí misma. A pesar de tan notable logro, AlphaGo Zero se limita a aprender un juego con reglas claras, y tuvo que jugar millones de veces para obtener su destreza sobrehumana.
Por el contrario, desde la primera infancia en adelante nuestros hijos se desarrollan explorando su entorno y experimentando con el movimiento y el habla. Recopilan datos, se adaptan a nuevas situaciones y transfieren la pericia adquirida en una materia a otras.
Robotistas, neurocientíficos y psicólogos llevan desde los inicios del siglo XXI investigando vías para construir máquinas que imiten ese desarrollo tan espontáneo. Las colaboraciones entre ellos han cuajado en androides capaces de mover objetos, adquirir vocabulario básico y capacidades numéricas, y que incluso exhiben signos de conducta social. Al mismo tiempo, estos sistemas de IA están ayudando a los psicólogos a entender cómo aprenden los niños pequeños.
(Rosa Díaz Trives; Tecnología)

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